Un viaje por la Meseta y la Cascada de Chorcha, donde volcanes, agua y vida silvestre se encuentran.
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| Meseta de Chorcha |
La Meseta y Cascada de Chorcha representan uno de esos espacios naturales que, a pesar de su inmenso valor ecológico y estético, aún permanecen fuera del radar turístico masivo. Situada entre los distritos de David, Gualaca y San Lorenzo, Chorcha es un enclave de origen volcánico donde las planicies altas se combinan con escarpes que dan paso a una caída de agua que, en la temporada de lluvias, alcanza aproximadamente 60 metros. Ese salto no solo maravilla por su fuerza y presencia, sino que articula el paisaje: agua, roca y bosque.
Un sendero que conecta con la naturaleza
El acceso a la cascada exige compromiso: el sendero tiene unos 7.6 kilómetros (ida y vuelta) y supera un desnivel de más de 400 metros. Esa exigencia física se transforma en recompensa sensorial. A lo largo del recorrido el caminante transita por diferentes microhábitats y descubre la riqueza biológica del área.
Fauna: primates que anuncian la salud del bosque
Entre los habitantes más emblemáticos se cuentan los monos aulladores. El potente bramido de los aulladores puede escucharse a kilómetros y actúa como un recordatorio de que Chorcha todavía conserva corredores forestales capaces de sostener poblaciones de primates. La presencia de estos animales es un indicador de la integridad del ecosistema: requieren extensiones de bosque y recursos estables para sobrevivir.
Aves y mariposas: color y sonido en cada paso
El dosel y los claros del bosque están llenos de vida. Tucanes surcan el aire con su silueta inconfundible, oropéndolas construyen nidos colgantes y las aves conocidas localmente como “sangres de toro” añaden toques de color al paisaje. Las mariposas —entre ellas representantes de los géneros Morpho, Heliconius y Caligo— aportan un espectáculo delicado: alas metálicas, patrones llamativos y movimientos que acompañan riachuelos y claros.
- Primates: monos aulladores.
- Aves: tucanes, oropéndolas, “sangres de toro”.
- Lepidópteros: Morpho, Heliconius, Caligo (entre otros).
Más que un atractivo: un refugio ecológico
Chorcha va más allá del valor paisajístico. En un contexto de presiones por expansión agrícola, minería ilegal y desarrollo no planificado, esta meseta actúa como refugio y como corredor ecológico que conecta poblaciones de fauna y garantiza la provisión de agua a cuencas aledañas. La vegetación captura carbono, estabiliza suelos y mantiene microclimas que benefician a comunidades humanas y naturales.
Conservación y responsabilidad
La protección de la Cascada de Chorcha necesita la suma de esfuerzos: autoridades, comunidades locales, científicos y visitantes. El ecoturismo responsable, la educación ambiental y la vigilancia comunitaria son herramientas clave. Cada senderista que recorre esos 7.6 km termina comprendiendo la fragilidad y el valor del lugar: la experiencia misma educa.
Visitar Chorcha debería ser un acto de respeto y compromiso. No basta con admirar la cascada: hay que promover prácticas que aseguren que las futuras generaciones también tengan la oportunidad de escuchar el rugido del agua, ver el vuelo de un Morpho y descubrir aullidos en la madrugada.


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