Introducción
La Feria de las Flores y el Café de Boquete no es simplemente un evento festivo más en la provincia de Chiriquí: se ha convertido en una experiencia visual y estética sin igual, un paraíso para los amantes de la fotografía. Parte de su encanto radica en su clima fresco y agradable, un clima de montaña que realza la belleza natural del paisaje. Pero más allá de eso, lo que verdaderamente distingue a esta feria es la enorme cantidad de espacios visualmente atractivos —jardines vibrantes, pasillos florales, instalaciones artísticas y rincones pensados para ser fotografiados— que seducen tanto a turistas como a locales.
Jardines como escenarios de ensueño
Los jardines de la feria han sido diseñados con un cariño meticuloso. Cada rincón, cada macizo de flores y cada sendero parecen cuidadosamente planificados para ofrecer una composición perfecta para una toma fotográfica. Las orquídeas, rosas y otras flores tropicales se despliegan en una paleta de colores que va desde los tonos más intensos hasta matices delicados, creando un lienzo natural que invita al lente a capturar su esplendor. Los visitantes no simplemente pasan: se detienen, contemplan, posan. Algunos incluso traen trípodes, cámaras profesionales o se usan sus teléfonos móviles para inmortalizar esas esquinas idílicas.
En efecto, esos espacios han sido pensados para ser fotografiados, y eso se nota tanto en los visitantes más dedicados como en quienes toman imágenes espontáneas. Esto ha convertido a la feria en un imán para los amantes de la fotografía, desde aficionados hasta profesionales que desean capturar la armonía entre lo natural y lo organizado.
El poder de la fotografía y el turismo
Cada año, miles de personas llegan a Boquete durante la feria para disfrutar del ambiente festivo, de la cultura local, y, por supuesto, para inmortalizar su visita con fotografías. Muchas de estas imágenes terminan en redes sociales como Instagram, TikTok o Facebook, generando un efecto multiplicador. Al compartir esos momentos, los visitantes proyectan la feria más allá de sus fronteras: su belleza se vuelve viral, y Boquete se posiciona como un destino fotogénico de primer nivel a nivel nacional e incluso internacional.
Este fenómeno no solo tiene un impacto estético, sino también económico. Las fotos que se comparten —y la admiración que despiertan— atraen a más turistas al año siguiente, consolidando a la feria como un motor clave para el turismo local. La organización ha captado muy bien este potencial: al invertir en jardines, luces, arreglos florales y diseño escénico, no solo realza la experiencia de los asistentes, sino que también fortalece el atractivo fotográfico del evento.
Contraste con otras ferias
Desafortunadamente, no todas las ferias de la provincia cuentan con el mismo nivel de dedicación al diseño visual. En otras celebraciones locales, aunque hay esfuerzos por mejorar la “atractividad”, aún persisten carencias significativas. Por ejemplo, en la Parada de las Flores (otro evento floral en la región), se ha intentado mejorar la ambientación este año, pero algunos elementos no han estado a la altura.
Las deficiencias se ven en aspectos como la planificación del espacio, la iluminación —esencial para fotos al atardecer o de noche—, la disposición de las flores, y la integración coherente del entorno con las estructuras temporales de feria. Estos pequeños detalles, aunque puedan parecer menores al principio, terminan marcando la diferencia para quienes evalúan una feria desde una perspectiva fotográfica: la diferencia entre un buen fondo para una selfie o un paisaje digno de una obra de arte visual.
La fotografía como herramienta de valoración
Desde mi propia perspectiva, como alguien que valora mucho la fotografía, esos elementos de diseño no son ornamentales: constituyen la esencia del valor experiencial del evento. No se trata solo de “ver flores”, sino de vivir espacios que inspiran, que cuentan historias visuales. Al recorrer la feria, uno no solo observa, sino que compone mentalmente cada escena: dónde están los colores más intensos, cómo la luz incide sobre los pétalos, qué ángulo hace que el fondo natural dialogue con la estructura temporal de feria.
Este énfasis en la experiencia visual es lo que hace que la Feria de las Flores y el Café de Boquete trascienda su carácter agrícola o turístico, convirtiéndose en un escenario artístico. Para el visitante con cámara —o incluso solo con su celular—, cada sendero es una oportunidad para capturar algo único: una flor en plena floración, un camino perfumado, un paisaje iluminado por el sol de la montaña.
Implicaciones para el futuro y la comunidad
Este tipo de diseño consciente y fotogénico también tiene implicaciones más allá de la belleza: promueve el orgullo local, el sentido de pertenencia y el desarrollo sostenible del turismo. Al exhibir los recursos naturales y culturales de Boquete de forma elegante y accesible, la feria impulsa a los artesanos, agricultores y emprendedores locales. Además, al atraer a un turismo más diverso (fotógrafos, influencers, ecoturistas), se genera un flujo económico que beneficia a la comunidad.
Sin embargo, para que otras ferias alcancen un nivel similar, es necesario que los organizadores adopten una visión más estratégica. No basta con plantar flores o montar puestos de café: hay que pensar en el diseño escénico, en la iluminación, en las rutas peatonales, en los espacios de descanso y contemplación. Es fundamental que cada feria incorpore en su planificación estos elementos visuales, no solo por estética, sino para maximizar su potencial turístico.
Una invitación al descubrimiento
Precisamente por eso estoy trabajando en un libro donde abordo estos temas desde una mirada fotográfica. Mi objetivo es ofrecer una guía para aprender a ver el mundo con los ojos del fotógrafo, destacando los lugares más emblemáticos de Chiriquí que no solo son bellos por sí mismos, sino que han sido diseñados para ser bellos, para inspirar, para ser fotografiados. En esas páginas quiero capturar la atmósfera de la Feria de las Flores y el Café, sus jardines, sus rincones secretos, sus luces al caer la tarde y la manera en que se convierte en un escenario natural perfecto.
Así, mi libro será también un homenaje: a la belleza natural de Boquete, a la cultura local, a la sinergia entre naturaleza y diseño, y a la magia que hace que miles de visitantes con cámaras en mano paren, respiren, posen y capturen momentos irrepetibles.
Fechas de inicio — Feria 2026
La Feria de las Flores y el Café de Boquete tiene programado su inicio para el 7 de enero de 2026 y se desarrollará entre el 7 y el 18 de enero de 2026. Si planificas una visita para realizar fotografía, toma en cuenta esos días para reservar alojamiento y organizar tus sesiones fotográficas temprano en la mañana o al atardecer, cuando la luz de montaña es más favorecedora.
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