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Por qué debemos conservar a las serpientes: más allá del miedo y los mitos?

Autor: Sam John Valdés | Publicado: noviembre 29, 2025

Serpientes y la producción de antivenenos

Uno de los argumentos más importantes para conservar a las serpientes está relacionado directamente con la salud humana: todos los antivenenos que se producen para neutralizar el veneno de serpientes venenosas se fabrican utilizando el veneno de las propias serpientes. Esto significa que matar a estos animales es como destruir “la gallina de los huevos de oro”: sin ellos, no se podrían producir antivenenos, poniendo en riesgo la vida de las personas mordidas.

A pesar de los avances científicos, los intentos de crear métodos alternativos para producir antiveneno sin usar serpientes han sido infructuosos. Estos métodos requieren inversiones importantes y, según el profesor Víctor Martínez, en Panamá “muchos políticos prefieren gastar los recursos en otras cosas”. El veneno que estos animales producen es literalmente lo que salva vidas, y eliminar a las serpientes equivaldría a poner en riesgo la producción de este recurso vital.

Guía sobre las serpientes

Control de poblaciones y equilibrio ecológico

La segunda razón para conservar las serpientes tiene que ver con su papel ecológico. Todas las serpientes actúan como reguladoras de poblaciones de otros animales. No las eliminan, sino que controlan su número, manteniendo un equilibrio que evita la propagación de enfermedades que podrían afectar a los humanos. Martínez enfatiza que la función de las serpientes es clave para la salud de los ecosistemas y, por ende, para la salud pública.

Por ejemplo, las serpientes controlan roedores y otros animales que pueden transmitir virus, bacterias y parásitos al ser humano. Si se eliminaran, muchas enfermedades podrían aumentar, afectando directamente a las comunidades locales. Este equilibrio natural es un ejemplo claro de por qué incluso las especies venenosas deben ser protegidas.

Investigación científica y educación

Martínez relata su experiencia fundando un centro para la investigación de serpientes y venenos en la Universidad de Panamá. Allí, muchos estudiantes realizaron sus tesis de grado estudiando parásitos presentes en serpientes venenosas. Manipular las serpientes permitió recolectar muestras que luego se analizaron en laboratorio. En un solo individuo de la especie Bothrops asper, llegaron a identificar hasta 11 tipos diferentes de parásitos. Esta información es crucial, ya que muchas serpientes defecan en cuerpos de agua, como ríos, quebradas o pozas temporales, y los parásitos pueden entrar al cuerpo humano no solo por ingestión, sino también por la piel.

Martínez recuerda un caso que ilustra la falta de educación y comprensión del riesgo: un ministro de salud declaró que el agua del río Estivaná y del río La Villa era segura incluso para cepillarse los dientes. Este tipo de afirmaciones demuestra la desconexión que existe entre la política, la salud pública y la educación ambiental.

La falta de educación comunitaria

El experto subraya la importancia de la educación comunitaria para reducir las mordeduras de serpientes. En muchas comunidades, la desinformación es enorme. Por ejemplo, en una exhibición realizada en la UNACHI, un asistente observó dos serpientes diferentes y pensó que eran especies distintas, aunque en realidad era la misma especie con distintos nombres comunes. Martínez llegó a documentar hasta 12 nombres distintos para una sola serpiente, mostrando cuán fragmentado está el conocimiento popular sobre estas especies.

Otro caso curioso relatado por Martínez involucra a un hombre que aseguraba haber visto una víbora apareándose con otra serpiente que no era víbora y que había visto las crías. Situaciones como esta muestran que la ignorancia y los mitos sobre las serpientes son frecuentes y afectan la percepción pública, reforzando actitudes negativas hacia estos animales.

La importancia del material educativo

Para enfrentar la falta de educación, Martínez preparó un libro que será publicado por la Universidad de Panamá en formato digital. Su objetivo no era venderlo, sino entregarlo a comunidades donde las personas han sufrido mordeduras, amputaciones e incluso muertes. El libro contiene fotos claras que permiten reconocer las especies y evitar accidentes. Según el especialista, muchas personas no pueden leer textos complejos, pero las imágenes son un recurso valioso para prevenir tragedias.

La realidad de las mordeduras en Panamá

Panamá presenta cifras alarmantes: según datos presentados por Martínez en congresos nacionales e internacionales, el país reporta más casos de mordeduras de serpientes que la suma de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica juntos. Este elevado número de incidentes se debe, en gran parte, a la falta de educación ambiental y comunitaria. Además, Martínez señala que muchos funcionarios esperan que la educación ambiental se haga con recursos privados, lo que evidencia una actitud poco comprometida con la prevención.

Impacto de la política en la conservación

Martínez critica la actitud de algunos políticos que priorizan el populismo y las declaraciones llamativas por encima de políticas efectivas de conservación. Estas acciones generan desinformación y dificultan la implementación de programas educativos que podrían salvar vidas y proteger ecosistemas. Según él, la política retrógrada y desligada de la realidad de las comunidades vulnerables ha sido un obstáculo constante para la investigación y la conservación.

Falta de antiveneno para serpientes coral

Un ejemplo concreto de los desafíos en investigación es la serpiente coral. Actualmente, no existe un antiveneno específico para estas especies en Panamá, debido a la dificultad de mantenerlas en cautiverio, alimentarlas, reproducirlas y extraer su veneno para estudio. Esto refuerza la necesidad de conservarlas y de generar programas de investigación que permitan desarrollar antivenenos adaptados a la realidad local.

Conclusión: educación y conservación

Conservar a las serpientes no solo es una cuestión ética y ecológica, sino también una necesidad para la salud humana. Su conservación permite producir antivenenos, mantener el equilibrio de los ecosistemas y reducir enfermedades transmitidas por otros animales. Además, la educación ambiental y comunitaria es fundamental para prevenir accidentes y fomentar respeto hacia estas especies.

Panamá enfrenta un desafío doble: proteger su biodiversidad y educar a la población sobre la importancia de las serpientes. Esto requiere inversión, políticas serias y compromiso científico. Solo así será posible reducir las mordeduras, salvar vidas y garantizar que estos animales continúen desempeñando su papel vital en la naturaleza.

En definitiva, las serpientes, incluso las venenosas, no son enemigas, sino aliadas de la salud humana y del equilibrio ecológico. Matar una serpiente es eliminar un recurso indispensable para la ciencia, la medicina y la vida en el entorno natural. Con educación, investigación y políticas responsables, Panamá podría avanzar hacia una conservación efectiva y consciente de sus serpientes.

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