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Resumen: El profesor Víctor Martínez, destacado herpetólogo de la Universidad de Panamá, comparte su formación, su trabajo de campo, los descubrimientos que marcaron la herpetología panameña y el libro que resume su vida académica dedicada a las serpientes venenosas del país.
Presentación y formación
Yo agradezco la gentileza y la calidez por haberme solicitado la entrevista. Soy graduado de la Escuela de Biología de la Universidad de Panamá, con licenciatura en Zoología. Ese fue mi primer título. Posteriormente obtuve la licenciatura en Profesorado, un título que se otorga después de la licenciatura, específicamente Profesorado en Biología.
De allí pasé a hacer mi entrenamiento a nivel de maestría en la Universidad de Costa Rica. Allí finalicé mis esfuerzos académicos y tuve que volver a Panamá para continuar mi labor universitaria.
Especialidad: herpetología y ofidiología
Mi especialidad es la herpetología, la rama de la zoología que estudia anfibios y reptiles. Sin embargo, por la amplitud del campo me pidieron concentrarme en lo que más aportara al país. Así me enfoqué en la ofidiología, especialmente en serpientes venenosas, un área donde existía muy poca información en Panamá.
Trabajo de campo y descubrimientos
Al regresar al país trabajé en zonas de difícil acceso, como Quebrada de Arena entre Chiriquí y Bocas del Toro, donde encontré una víbora que no se sabía que existía en Panamá. Fui el primer panameño en documentarla oficialmente.
También descubrí una nueva víbora en Darién, hoy conocida como Lachesis acrochorda, y una nueva especie de rana venenosa del género Dendrobates en Chiriquí.
Docencia y legado académico
Recién regresé a Panamá, específicamente a la
provincia de Chiriquí, entré a trabajar en un área de difícil acceso a la que
debía ingresar en helicóptero financiado por el Estado. Allí, en una quebrada
llamada Quebrada de Arena, entre Chiriquí y Bocas del Toro, encontré una
especie de víbora que no se sabía que existía en Panamá. Hasta ese momento solo
estaba confirmada para Costa Rica. Yo fui el primer panameño en certificar su
presencia en el país, y eso está publicado en la Revista de Biología Tropical de
la Universidad de Costa Rica.
También trabajé en Darién y en la provincia de
Panamá, donde logré encontrar otra víbora que no se conocía en territorio
panameño, y que hoy se llama Lachesis acrochorda. También la
incorporamos con su respectiva publicación.
Podría decir que durante unos 40 años me
dediqué a caminar el país, porque en un territorio como el nuestro la mayoría
de las prospecciones deben hacerse a pie.
He dirigido muchas tesis, principalmente de
estudiantes del Centro Regional de Veraguas, además de otras provincias. Tengo
más de 30 publicaciones científicas en diversas revistas. También encontré en
Chiriquí una especie nueva de rana venenosa del género Dendrobates,
nueva para Panamá y para el mundo. Está restringida al área donde se ubica la
hidroeléctrica de Fortuna.
He dictado cursos de zoología en diferentes
asignaturas e instituí la asignatura de Ofidiología para la carrera de
Biología. Y esta semana me deben confirmar que la Vicerrectoría Académica me
aprobó el cuarto año como profesor titular emérito de la Universidad de Panamá.
A pesar de que se me aplicó la Ley Fábrega, la cual la Corte había declarado
inconstitucional, sigo como profesor emérito.
Un libro que resume una vida
Y para terminar —a menos que desee que amplíe algún tema—, le comento que ayer terminé de revisar los últimos detalles del libro que acabo de concluir sobre las serpientes venenosas que habitan en la República de Panamá. Incluye las corales venenosas y las víboras. Es prácticamente el resultado de toda una vida como docente e investigador. Es el resultado de décadas de investigación y recorrido por todo el país.

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