Introducción
La relación entre los panameños y las serpientes está marcada por la convivencia diaria, pero también por una larga tradición de mitos, creencias y prácticas que, lejos de ayudar, pueden poner en riesgo la vida de una persona mordida. El profesor Víctor Martínez, uno de los herpetólogos más experimentados del país y especialista en serpientes venenosas, ofrece una visión clara y basada en evidencia científica sobre lo que realmente debe hacerse ante una mordedura, así como sobre aquello que nunca debe intentarse.
Con más de cuatro décadas estudiando víboras y serpientes coralinas, recorriendo el país a pie y analizando su veneno desde una perspectiva toxinológica, Martínez conoce de primera mano tanto el comportamiento de estos animales como los errores más comunes que la población comete al enfrentarse a un accidente ofídico. Por ello, su explicación es una de las más completas y útiles para entender la gravedad del problema y la importancia de actuar de forma correcta.
🔝 Volver arribaLo que nunca debe hacerse: el error de cortar la cabeza
Según el profesor Martínez, el primer gran error que cometen muchas personas, incluso antes de atender al herido, es matar a la serpiente cortándole la cabeza con un machete. Esta reacción instintiva está profundamente arraigada en las comunidades rurales del país, pero representa un peligro extremo.
El herpetólogo explica que, al cortar la cabeza del animal, se inicia un proceso biológico natural conocido como rigor mortis. Durante este fenómeno, los músculos, los nervios y parte del sistema esquelético continúan generando movimientos involuntarios. En el caso de las serpientes venenosas, la cabeza separada puede abrir y cerrar la boca repetidamente, saltar y morder sin control durante varios minutos.
Esto no es una exageración ni un mito: está documentado en la literatura científica, y múltiples investigadores en el mundo han reportado casos en los que la cabeza decapitada ha mordido al mismo individuo que la intentó matar o a personas que estaban cerca. Debido a esto, Martínez enfatiza que jamás debe cortarse la cabeza de una serpiente, ni siquiera en situaciones de pánico.
Si por alguna razón se decide matar al animal —lo cual él no recomienda, pues las serpientes cumplen roles ecológicos fundamentales— entonces debe hacerse golpeando su cuerpo con un objeto plano, sin separar la cabeza.
🔝 Volver arriba¿Qué no debe hacerse bajo ninguna circunstancia?
Una vez ocurre la mordedura, existen ciertas acciones que nunca deben realizarse. Aunque muchas de estas prácticas provienen de creencias antiguas o supuestos remedios tradicionales, el profesor Martínez advierte que, además de ser inútiles, pueden agravar gravemente los efectos del veneno.
1. Nunca hacer incisiones en la herida
Una de las prácticas más difundidas en el pasado es realizar un corte en el lugar de la mordedura para “sacar el veneno”. Hoy, gracias a décadas de investigación, se sabe que esto es completamente contraproducente. La incisión acelera los efectos del veneno, aumenta el sangrado, daña más tejido y eleva el riesgo de infección.
2. No succionar la sangre o el veneno
Otro mito popular es succionar el veneno con la boca. Martínez indica que esto no solo es inútil, sino extremadamente peligroso: la mucosa bucal tiene microlesiones constantes por cepillado y alimentos, lo que permite que el veneno entre directamente al organismo. Hay casos documentados en los que la persona que succionó murió y la mordida sobrevivió. Por tanto, no debe hacerse jamás.
3. No aplicar torniquetes, emplastos, hierbas ni sustancias caseras
El profesor insiste en que ningún remedio tradicional sirve para neutralizar el veneno. Colocar hojas, barro, café, líquidos amargos, alcohol o torniquetes suele empeorar la necrosis, incrementar el daño muscular e incluso conducir a amputaciones.
4. No caminar ni desplazarse innecesariamente
El movimiento acelera la circulación del veneno por el cuerpo. La víctima debe permanecer inmóvil y ser evacuada lo antes posible a un centro médico del MINSA o la CSS.
🔝 Volver arribaLos efectos reales del veneno: lo que la ciencia ha demostrado
A diferencia de los mitos, el profesor Martínez basa su explicación en investigaciones científicas, muchas de ellas desarrolladas en Costa Rica y Panamá. Según detalla, hay tres efectos fisiopatológicos principales del veneno de las serpientes venenosas presentes en el país:
1. Hemorragia severa
El veneno contiene compuestos altamente hemorrágicos que destruyen las membranas de los eritrocitos, liberando sangre dentro de los vasos sanguíneos. Al mismo tiempo, daña el endotelio vascular, permitiendo que la sangre salga por los poros, encías, oídos y otros puntos del cuerpo. La progresión de este sangrado es rápida y puede convertirse en una situación crítica.
2. Edema profundo
El edema que produce el veneno no es superficial: se extiende por todo el cuerpo y puede, por sí solo, causar la muerte. Esto ocurre porque se pierden grandes cantidades de líquidos esenciales y los órganos vitales —corazón, pulmones, riñones— pueden colapsar.
3. Necrosis muscular
El veneno destruye el tejido muscular. Aunque algunas personas creen que esto “produce cáncer”, la realidad es que genera necrosis: muerte del tejido, lo que puede llevar a amputaciones de extremidades. El veneno puede dañar músculo estriado, liso e incluso músculo cardíaco.
🔝 Volver arribaCómo cambia el veneno de las serpientes según su edad y región
El profesor comparte uno de los descubrimientos más importantes de la toxinología moderna: el veneno cambia según la edad del animal y la región donde vive. En el caso de una especie ampliamente distribuida en Panamá y Costa Rica como lo es la serpiente X (Bothrops asper), se han encontrado diferencias marcadas:
- Neonatos y juveniles: producen principalmente hemorragia severa.
- Subadultos y adultos: el veneno genera sobre todo necrosis muscular.
Asimismo, hay variaciones significativas entre poblaciones del Caribe y del Pacífico. Para los médicos, esta información es vital, pues permite dosificar el antiveneno con mayor precisión.
Martínez estudió esta fisiopatología en su tesis de maestría, comparando los efectos del veneno de dos víboras responsables de la mayoría de los accidentes en Panamá. Sus hallazgos están publicados en la Revista de Biología Tropical.
🔝 Volver arribaConsejos prácticos y conclusiones
El profesor recalca que ha visto casos extremos: mujeres que, en medio de un parto, sufrieron mordeduras de serpiente pero lograron sobrevivir gracias a la atención oportuna; maestras rurales que perdieron extremidades por no recibir ayuda a tiempo; cazadores y deportistas que casi pierden la vida.
Para él, el mensaje es simple y contundente:
- No cortar.
- No succionar.
- No caminar.
- No aplicar remedios caseros.
- Inmovilizar y evacuar.
Los mitos pueden costar vidas. El conocimiento científico puede salvarlas.
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